domingo, 6 de diciembre de 2020

Dificultades del lenguaje: ¿es normal o tengo que preocuparme?

En esta entrada hablaremos sobre las dificultades del lenguaje y, especialmente, sobre el trastorno específico del lenguaje. Es un tema complejo pero intentaremos ofrecer una información sencilla y útil.

 

LA  IMPORTANCIA DEL LENGUAJE

Aprender el lenguaje y una lengua es aprender el modo de clasificar, ordenar y entender la realidad y el mundo que nos rodea. Mediante el uso del lenguaje representamos, categorizamos y clasificamos, expresamos sentimientos y emociones, transmitimos y recibimos información y hacemos razonamientos complejos.

Esta es la base. Podríamos decir que la lengua que utilizamos y en la que pensamos es nuestro propio “sistema operativo”. Y por ello, la relación entre lenguaje y pensamiento es tan estrecha. ¿El lenguaje determina el pensamiento (Shapir y Worf) o el pensamiento determina el lenguaje (Piaget)? Existe un amplio debate sobre este tema desde siempre, pero el planteamiento más aceptado en la actualidad es que lenguaje y pensamiento interaccionan de tal modo que resulta imposible separarlos.

 


COMPONENTES DEL LENGUAJE

El lenguaje tiene cuatro componentes:

-       Fonología. Hace referencia a los sonidos del habla. Los sonidos se agrupan formando sinfones y posteriormente, palabras. Por ejemplo si decimos “c-a-r-o” no es lo mismo que si decimos “c-a-r-r-o”. Un simple sonido cambia el significado.

-   Semántica. Las palabras tienen significado y la comprensión y ampliación de estos significados permite ampliar el vocabulario. Podemos decir “bonito”, pero también podemos hablar de “bello”, “hermoso”, “lindo”, “mono”…

-      Sintáctica. Se refiere cómo se ordenan las palabras en una oración para transmitir un mensaje determinado. No es lo mismo decir: “no me gustan las patatas”, que “no, me gustan las patatas”. Una simple coma puede modificar completamente el significado de la oración.

-   Pragmática. Usos sociales del lenguaje. Es un componente fundamental para entender y facilitar la relación con los demás. Aquí nos referimos sobre todo a las normas de cortesía (por favor, buenos días, gracias…), a los dobles sentidos (“estas pez”) o al tono del mensaje (“lo estás haciendo genial”; si adoptamos un tono con sarcasmo cambiamos el significado).

 

DESARROLLO DEL LENGUAJE

La adquisición del lenguaje oral es un proceso muy complejo, que comienza incluso antes del nacimiento, cuando el niño empieza a desarrollar le sistema auditivo. Poco después, consecuencia de la estimulación que recibe de su entorno y de la maduración de sus estructuras cerebrales y su aparato buco-fonatorio, el lenguaje continuará desarrollándose en los distintos componentes que hemos visto anteriormente. Sin embargo, hay niños que pueden tener dificultades en la adquisición y uso del lenguaje, lo que tendrá consecuencias tanto cognitivas como comunicativas y sociales.


DIFICULTADES

A la hora de detectar cualquier tipo de dificultad en el desarrollo del lenguaje es importante tener en cuenta cuál puede ser el origen del problema, y, si es la causa única o consecuencia de alguna alteración o trastorno. Algunas de las posibles alteraciones que pueden provocar dificultades en el lenguaje pueden ser:  

a)   Bases sensoriales. Sensaciones y percepciones auditivas, visuales, táctiles, olfativas, gustativas, así como percepciones propioceptivas y cinestésicas para la captación e interpretación de los estímulos externos. 

   La audición resulta imprescindible para captar el lenguaje del entorno y aprenderlo, mientras que las demás percepciones llenan de contenido las palabras oídas. Es decir, una pérdida auditiva puede tener repercusiones en el desarrollo del lenguaje, pero otro tipo de déficits sensoriales pueden tener también alguna dificultad (por ejemplo, los ciegos tienen mayores dificultades para manejar los conceptos espaciales: cerca-lejos, dentro-fuera…)

b) Bases anatómicas y funcionales. Aparato respiratorio, fonatorio, articulatorio, resonador y su funcionalidad para producir el habla.

c)  Desarrollo cognitivo. Desarrollo de las funciones mentales básicas implicadas en el lenguaje.

d)   Desarrollo afectivo, emocional y social. En ocasiones un episodio traumático vivido por el niño o un problema de adaptación a un nuevo contexto en edades tempranas pueden provocar ansiedad y aparecer algunos cuadros como el mutismo selectivo, por ejemplo.

e)   Influencia del medio. El ambiente sociofamiliar en el que se encuentra el niño o la niña influye notablemente en el desarrollo del lenguaje en todos sus componentes. Por ejemplo, si los padres no pronuncian adecuadamente un sonido posiblemente el niño tampoco lo haga.

 



EL TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE (TEL)

El trastorno específico del lenguaje se define como el retraso en la adquisición y el desarrollo del lenguaje sin estar asociado a factores como déficits auditivos, problemas psicopatológicos, mal ajustamiento socioemocional, déficits neurológicos evidentes o lesiones cerebrales. Es decir, existe una alteración en el desarrollo del lenguaje con una base neurológica.

Se trata de un trastorno muy heterogéneo que incluye alteraciones en uno o en varios componentes del lenguaje, con diferentes grados de afectación.




En edades tempranas es difícil efectuar un diagnóstico de TEL, dado que los indicadores coinciden con los del Retraso Simple del Lenguaje. Independientemente del diagnóstico, la intervención precoz resulta fundamental. En torno al cuarto o quinto año de vida los niños con TEL mostrarán un estancamiento respecto a los niños que presenten simplemente un retraso del lenguaje. Es importante intervenir por tanto en ambos casos.

Algunos aspectos que pueden indicarnos que el niño puede presentar un RSL (Retraso simple del lenguaje) o un TEL. En los primeros dos años de vida es importante comentar con el pediatra cualquier sospecha que tengamos o signo de alarma como: no reaccionar a un sonido fuerte, no emite distintas entonaciones en el balbuceo, parece no comprender “¿quieres más?”, “acércate”… 

A partir de los dos años y cuando nos encontramos próximos al entorno educativo podemos señalar los siguientes indicadores de riesgo, aunque en ocasiones no sólo pueden indicarnos un retraso en el lenguaje:

-          No habla o emite pocas palabras.

-          No se le entiende cuando habla o pronuncia muy mal.

-          No entiende o no atiende a lo que se le dice.

-          No sabe decir su nombre o no atiende cuando se le llama.

-          Parece enfadarse sin razón.

-          No imita ni hace intención de imitar lo que decimos.

 

Es importante señalar que no siempre nos encontraremos ante un retraso del lenguaje, sino ante uno o varios hitos evolutivos que en otros niños o niñas de su edad suelen estar adquiridos. En muchas ocasiones podremos detectar alteraciones en el habla que con una intervención específica se superarán en un breve periodo de tiempo, pero siempre es recomendable consultar con un profesional.




MEDIDAS DE INCLUSIÓN

En el ámbito educativo la inclusión es uno de los principios fundamentales en la atención al alumnado.

 Por ello, consideramos que los alumnos que presentan algún tipo de alteración en el lenguaje se encuentran con barreras para el aprendizaje que dificultan su progreso, y por ello, se deben poner en marcha medidas que faciliten su máximo desarrollo. Para ello, partimos de sus potencialidades, que habrán sido detectadas en la evaluación psicopedagógica realizada por el orientador/a.

Algunas de estas medidas a nivel de aula  pueden ser:

-     Ubicar al alumno en un lugar donde mantenga contacto ocular contínuo con la maestra y pueda contemplar todo el aula.


-       Reforzarle cuando haga algo bien en mayor medida que al resto de compañeros, dado que tiende a frustrase con más facilidad.


-   Hablarle más despacio de lo habitual, sin romper la entonación, con frases sencillas, y apoyándonos en el gesto.


-    Evitar las preguntas directas. Es mejor darle opciones y cerrarle la respuesta: ¿quieres rotulador o la cera?, ¿quieres cazadora o no?...


-       Nombrarle para centrar su atención: “José, vamos todos a la alfombra”.


-   Pautar el juego y acompañamiento en la medida de lo posible. Tendrá más dificultades a la hora de gestionar los conflictos que puedan surgir de forma verbal.

 

Otras medidas pueden tener un carácter más individualizado, aunque, dependiendo del nivel en que nos encontremos, podrán incluirse o ponerse en marcha con el resto del grupo:

-      Utilizar apoyos visuales para marcar la rutina del aula o de la tarea hasta que el niño la interiorice.


-      Reforzar la mesa de trabajo con tarjetas visuales (por ejemplo, un pictograma que recuerde que hay que estar sentado, un dibujo con una mano levantada para pedir el turno, pictogramas que reflejen los pasos a realizar en una tarea).


-       Utilizar refuerzos visuales y/o auditivos para el aprendizaje de nuevo vocabulario: tarjetas con imágenes, bits de inteligencia

 

-       Utilizar calendarios con apoyos visuales de colores y fotografías significativas del niño hasta que interiorice los días de la semana o los meses.


-       Anticipar información sencilla, estructurada y con apoyos visuales ante cualquier actividad escolar fuera de la rutina habitual. Aquí  encontrarás unas rutinas elaboradas por ARASAAC.


 Estimular el lenguaje en casa y en el cole:

-   A partir de una palabra o frase incompleta del niño, repetirla de forma correcta. “Dale pelota” -> “Dale una patada a la pelota, muy bien”.

-   Modelado. En situaciones de su interés, reforzando el modelo de los compañeros o actuando como modelo, a la hora de pedir las cosas, de pedir por favor…


-   Imitación. Cuando no entendamos al niño, repetir lo que acaba de decir, para demostrarle que le prestamos atención y que queremos seguir hablando con él.


-  Absurdos. Para motivarle a responder, podemos utilizar respuestas falsas o que le llamen la atención: “es de noche”, “la pizarra es roja”…


-    Cuaderno de comunicación, para que nos cuente lo que ha hecho en casa y lo que ha hecho en el cole.


Por último, también puede ser necesaria una intervención específica en Audición y Lenguaje y/o Pedagogía Terapéutica por parte de los profesionales correspondientes en el centro educativo. Esta intervención quedará recogida en el Plan de Trabajo del alumno.

Finalmente, es importante señalar que en caso de encontrarnos ante un TEL éste tiene una base neurológica, lo que implica que estará presente durante toda la vida del alumno y por tanto, las medidas de inclusión también deberán revisarse y adaptarse durante toda la escolaridad, en función de la evolución del alumno.

Espero que esta entrada te haya resultado útil. Para cualquier duda o consulta, ponte en contacto con el tutor o tutora o el orientador/a de tu centro educativo.

2 comentarios:

  1. Víctor me surge una duda: es posible diferenciar a edades tempranas ( 2 años )un TEL de un TEA? Veo que hay indicadores que coinciden.Gracias

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