Blog de los orientadores Elena Malagón Santos y Víctor Martín Laguna. En él publicamos una serie de recursos, materiales e información de utilidad para alumnado, madres, padres y profesionales de la educación. Esperamos que te sea útil.
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Esta tarde Pedro y su madre han ido al parque. Pedro tenía muchas ganas de ir, y allí se ha encontrado con un compañero del cole que estaba con su hermana pequeña. Pedro estaba muy emocionado y ha cogido un palo. Mamá le ha avisado de que tenga cuidado, pero al final le ha dado un golpe a la hermana de su amigo y la niña se ha puesto a llorar. Ante la situación, dado que Pedro estaba muy alterado, ha sido imposible hacerle entrar en razón para pedir perdón a la niña. Él iba completamente "a lo suyo". Avergonzada, tras disculparse con la otra madre y con la niña, su madre le grita, le coge del brazo y le dice "¡nos vamos a casa!". Pedro comienza a llorar y no para hasta llegar a casa. La madre, cansada y enfadada decide que después del baño, se queda sin ver los dibujos...
¿Crees que se podrían haber hecho las cosas de otro modo? A continuación, en esta entrada vamos a analizar algunos aspectos importantes que pueden facilitar este tipo de situaciones. Te recomiendo que previamente hayas consultado la entrada anterior sobre niñ@s revoltos@s.
Si quieres educar con disciplina positiva es importante que deseches los castigos, y apuestes por las normas y los límites.
En el ejemplo de más arriba, observamos dos castigos: irse del parque y quedarse sin ver la televisión. Pero ahora vamos a ver un pequeño matiz que lo cambiará todo. Un castigo tiene dos elementos fundamentales, como puedes ver aquí:
Es impredecible, el niño no se lo espera.
Tiene como finalidad "fastidiar" al niño porque no se ha comportado como debía, o como queremos.
Los castigos son, a todas luces, inadecuados y desaconsejados. Y sé que estarás pensando aquello de: "de toda la vida nos han castigado y no ha pasado nada". Bien, intenta recordar algún momento en el que te hayan castigado de pequeña/o por haber hecho alguna trastada. ¿Cómo te sentiste en el momento del castigo? ¿Te sentías arrepentido o más bien enfadado o triste? Y si las cosas te han ido bien no ha sido "gracias" a los castigos, sino "a pesar" de ellos... Como explicaremos a continuación, en el momento del castigo el niño o niña NO APRENDE NADA.
POR QUÉ NO FUNCIONAN LOS CASTIGOS
1. No reducen conductas negativas. De ser así, aquellos niños o niñas más castigados serían los que mejor se portasen.
2. Volcamos la atención sobre lo malo. Como siempre, es importante conocer al niño y tratar de empatizar con sus sentimientos y emociones. Porque si papá o mamá están muy ocupados para prestarme atención, quizá lo consiga haciendo alguna trastada. Me harán caso, me regañarán, pero estarán conmigo, 100% en ese momento. Y es por ello que probablemente vuelva a repetirlo, porque sin querer (y sin saberlo) estaremos volviendo a reforzar cada vez que aparezca el comportamiento: "prefiero ser castigado a ser ignorado".
3. Generan ansiedad y miedo. Un castigo es desagradable para el niño en cualquiera de sus formas. Cuando el niño o niña percibe que es castigado se activa la amígdala, la parte del cerebro que percibe el peligro y el miedo. Y la amígdala eclipsa el lóbulo frontal (parte del cerebro que permite el autocontrol). Es decir, el niño no aprende en esta situación, tan sólo quiere huir de la amenaza.
4. Baja autoestima. Independientemente de la razón del castigo, dado que no reduce la frecuencia de comportamiento nos encontraremos con que el niño cada vez verá más afectada su autoestima. Comentarios como: "a ver si hoy te portas bien", "intenta comportarte como tu hermano", "que no me diga la profe que..." dejan entrever lo que esperamos del niño y dan un mensaje muy directo: ERES MALO. Intenta disimularlo hoy.
5. Deterioran la relación padres-hijos. Ya que son desagradable y poco atractivos, los castigos deterioran la relación con los hijos. Una disciplina basada en castigos no es la mejor manera de crear un vínculo sólido y fuerte. Y recuerda que un vínculo sólido y fuerte es la base para que tus hijos recurran a tí cuando te necesiten.
TIPOS DE CASTIGOS
Podemos hablar básicamente de 5 tipos de castigos (Bilbao, 2018):
1. Castigo tradicional. "Como no recojas tu cuarto..." Comienzan con una amenaza. El uso del lenguaje es muy importante en los niños. Si ellos se perciben amenazados su cerebro no estará dispuesto a aprender, como ya hemos visto.
2. Castigo físico. Incluimos aquí cualquier forma de castigo físico. Incluso un tirón de orejas, ya que la intención del mismo será hacer daño al pequeño. Ya que vivimos en una sociedad civilizada los adultos no resolvemos así los conflictos. No des ese ejemplo a tus hijos. No sólo es poco educativo, además está prohibido.
3. Gritos. También se consideran castigos. Los niños pequeños tienen un umbral sensorial inferior al nuestro. Esto quiere decir que un ruido de menor intensidad le molesta en mayor medida que a nosotros (por eso muchas veces se asustan de los ruidos fuertes: sirenas, fuegos artificiales...). Cuando gritamos superamos el umbral sensorial del niño o niña y creamos un estímulo aversivo.
4. Castigo relacional. Sería el típico castigo de "déjame, no quiero jugar contigo", "no quiero estar con las niñas que lloran". Los niños necesitan algo por encima de todo: cariño de sus padres. Y la privación del mismo tiene unas consecuencias tan desafortunadas en el cerebro como el castigo físico.
5. Calificativo. Sería cualquier apelativo negativo que siguiera a la frase: "eres...(tonto, patosa, muy torpe, malo)". Cuando utilizamos el verbo SER se activa directamente el hipocampo, la zona del cerebro que le permite formarse al niño una imagen de sí mismo. De este modo, el niño pensará: "ya que soy así, me comporto como esperan".
LÍMITES
Vamos a partir de algo. Todos los niños son buenos por naturaleza, incluso en los casos en que pueda subyacer un trastorno de conducta. Si una persona tiene predisposición a manifestar un trastorno conductual, pero su entorno no lo favorece, éste puede permanecer bajo la superficie durante toda la vida.
Así pues, partimos de hecho de que todos los niños son buenos. Sin embargo, en ocasiones aparecen comportamientos negativos cuando un niño se enfrenta a una tarea o situación que no puede resolver por sí mismo en general o bien en ese momento particular. Y necesita nuestra ayuda.
Cuando un niño se comporta de un modo especial, es porque su cerebro no tiene las herramientas para afrontar esa situación con éxito. Es el momento en el que debemos bajar a su nivel, empatizar con él y darle opciones de cómo podemos ayudarle.
(Álvaro Bilbao, El cerebro del niño explicado a los padres)
Vamos a ver a continuación algunos aspectos básicos para poner en funcionamiento los límites. Éstos son la antesala de las normas:
a) Pronto. Queremos evitar la aparición de conductas negativas, por lo que cuanto antes pongamos el límite mejor. Si un niño de 2 años tira la comida al suelo le diremos que no debe tirarla la primera o segunda vez que lo haga. Si esperamos varios días la conducta cada vez estará más instaurada como hábito.
b) Prevenir. Es mejor anticiparnos a la aparición de la conducta. Sí, la disciplina positiva no utiliza varitas mágicas, y ésta es la clave. Supervisión. Debemos dejar atrás nuestra comodidad y vigilar suficientemente de cerca (dependiendo de la edad) a los niños para evitar que se de la conducta. Por ejemplo, si María tira del pelo a su hermano cuando ven la televisión intentaremos sentarnos con ellos, o ponerlos separados, pero siempre debemos vigilarlos. Cuando queremos evitar un comportamiento es cuando tenemos que trabajar más. Educar es una labor muy noble, pero también dura.
c) Consistente. Tanto nosotros como nuestra pareja, si la tenemos. Si hoy no te dejo comer chocolate porque sólo comemos el fin de semana (norma), no puedo permitirte que lo comas mañana, porque rompo la rutina y confundo al niño. Del mismo modo que si papá no me deja y mamá sí. Os recomiendo siempre que habléis estos temas con claridad y especialmente si estáis trabajando un límite en concreto.
d) Confianza. Actúa con seguridad, pero también con cariño. Eres una persona adulta, responsable y que conoce el mundo, y que tiene suficiente criterio para decidir que en ese momento eso que quiere hacer no es lo mejor. Confía en tí, mantén la tranquilidad y la serenidad y no cedas. No comiences ninguna guerra que no vayas a ganar.
e) Respeto y cariño. Como ya hemos comentado en otras entradas utiliza siempre el respeto y el cariño. Explícale por qué, con un tono de voz amable y tranquilo. Recuerda que los gritos y los nervios nos hacen perder credibilidad. Si el niño percibe que lo quieres y que no puede hacer algo, confiará en tí.
En cualquier caso, también es recomendable que te saltes la norma de vez en cuando, que si te pide algo que desea y te da las razones suficientes seas capaz de ceder, porque le estarás enseñando el mensaje de que la vida no siempre es rígida. Por ejemplo, si un día comes fuera de casa con ellos pueden comer un helado, aunque no sea domingo, o si están en casa de los abuelos pueden ver los dibujos después de cenar...
NORMAS
Las normas están directamente relacionadas con los límites. Es recomendable ponerlas siempre en familia o en grupo, cuando estamos en el cole. Y darles la oportunidad de explicar o llegar a la conclusión de por qué son necesarias.
También surgirán normas que debas elaborar para situaciones concretas, como por ejemplo, no tocar los perros, no subirse en la mesa, o no jugar con la comida. Pero esto ya dependerá de cada familia, y de cada niño.
¿REFUERZOS, PREMIOS O RECOMPENSAS?
Por último, debemos distinguir entre refuerzos, premios o recompensas.
Podemos definir un refuerzo como una circunstancia que aumenta la probabilidad de aparición de una conducta.
Un premio o una recompensa, sin embargo es algo puramente material y se entrega "a cambio de algo". Te recomiendo que veas el siguiente vídeo:
Por lo tanto, es importante tener en cuenta que no debemos premiar nunca con OBJETOS (juguetes, pulseras...) o COMIDA (bombón, un helado...), y que es importante reforzar más el proceso que el resultado.
En un experimento realizado con niños de Infantil se les ofreció unas pinturas para hacer un dibujo. Se separaron en dos grupos en aulas diferentes. Al grupo 1 les dieron un juguete cuando acabaron de pintar, y al grupo 2 no les dieron nada. Sorprendentemente, el siguiente día los niños que volvieron a utilizar las pinturas fueron... los que no habían sido premiados. Les bastaba con saber que su maestra/o observaría su dibujo y les diría qué le había parecido.
¿Cuándo debemos reforzar? Generalmente en las siguientes situaciones:
Cuando nos sale espontáneamente.
Cuando hace algo difícil o complicado.
Cuando deja de realizar comportamientos negativos.
Cuando aprende las normas sociales, de higiene o de convivencia.
Por ultimo recuerda reforzar más el proceso que el resultado. En otro experimento con niños, se dividieron en dos grupos. Ambos grupos resolvieron un puzle de dificultad media. Tras acabarlo se les dijo lo siguiente:
Grupo 1: "¡Lo has hecho! ¡Muy bien!
Grupo 2: "¡Te has esforzado un montón!"
En la siguiente sesión se les ofrecieron a ambos grupos varios puzles para resolver. Se observó lo siguiente:
Grupo 1: elegían puzles sencillos. Buscaban poder resolverlo para contentar al examinador.
Grupo 2: elegían puzles más complicados, que les permitieran esforzarse.
Así que ya sabes. Es mejor decirles: "te has esforzado mucho" que "lo has hecho muy bien".
Espero que estos conceptos te hayan servido de ayuda.
Con frecuencia muchos padres y madres definen a sus hijos como “ingobernables” o “revoltosos”, y afirman con pesadumbre que no son capaces de hacerse con ellos. En general, aproximadamente el 80% de los padres han pensado esto en algún momento, pero en esta entrada quiero ofrecerte algunas orientaciones basadas en la disciplina positiva que te serán de gran ayuda.
¿QUÉ ES LA DISCIPLINA POSITIVA?
La disciplina positiva es una corriente pedagógica que facilita el bienestar del niño y de la familia, evitando estímulos aversivos y castigos como gritos, amenazas o agresiones. No es una moda, ni un estilo de educación basado en la “anarquía”, sino precisamente un estilo educativo basado en la evidencia científica que, ciertamente, funciona.
ALGUNAS ORIENTACIONES PARA EDUCAR POSITIVAMENTE A TU HIJ@ REVOLTOSO
A continuación recojo algunas pautas que considero pueden serte útiles:
1. Son auténticos exploradores. Necesitan experimentar, saber qué sucede, qué pasa, en todos los ámbitos. Eso implica aventurarse a romper la norma, a comprobar por sí mismo qué sucede en determinadas situaciones. También a subirse a lugares que puedan parecerte menos seguros. En la medida de lo posible (y siempre que no exista un riesgo importante), te recomiendo que le dejes investigar libremente. Precisamente esa necesidad que manifiesta es, en realidad, interés por aprender.
No basta con decirle que no puede hacer algo, debe comprobarlo por él mismo... excepto cuando haya un peligro, para eso estamos los adultos.
2. Tienen mucha energía. Hay niños más tranquilos, y otros más "intensos". Déjale tiempo para jugar al aire libre, o hacer ejercicio. Son muy activos y deben descargar toda su energía (o una parte al menos) para poder mejorar su concentración y disminuir su nivel de activación, también llamado “arousal”. Si notas que están muy nerviosos o que no paran quietos dales rienda suelta. Evita "obligarles" a estar sentados o parados. Si por ejemplo estáis en la consulta del pediatra, da un pequeño paseo con ellos, o sube y baja las escaleras. Intenta evitar el móvil o la tablet. Ya hablamos anteriormente de eso.
3. Son muy sensibles. Comprende sus emociones. Escúchale, siempre con un tono tranquilo, pero permítele expresar por qué ha hecho eso, o por qué quería hacerlo. Si ha anticipado las consecuencias “¿sabías que tu amigo se iba a enfadar?”, y, en caso de no ser así, ayúdale a entender las consecuencias negativas de lo que ha hecho. Y sobre todo, evita el “ya te lo dije”.
En muchas ocasiones, tras una conducta inadecuada, suelen llorar, y después interiorizar lo que ha sucedido. Y la neurociencia apoya este modo de educar.
"La parte del cerebro que aprende de forma instintiva es el cerebro emocional y esa parte del cerebro no aprende muy bien cuando se siente acosado o acorralado (como cuando el niño hace una trastada y vamos derechos a recriminarle su comportamiento). Es decir, le estaríamos “eclipsando” el aprendizaje".
Álvaro Bilbao, neuropsicólogo
4. Normas. Las normas son importantes en todos los niños, pero en estos casos aún más. Existirán dos tipos de normas, las que hemos elaborado de manera general. Pero también surgirán otras ocasiones en las que debamos crear una norma específica: “no comer en clase”, “no tirar objetos al suelo”, "no escupir", "no morder"… Es importante consensuar las normas entre todos, y que participen en la elaboración de las mismas (tanto en casa como en el cole), aunque es lógico que, dependiendo de la edad, haya algunas normas que no entiendan y que deban ser impuestas: “no subirse a la mesa”, “no coger las llaves del coche para jugar…”. Ayúdale a comprender la situación, por dos razones: le muestras respeto y que cuentas con él, y por otro lado podrás empatizar con él más fácilmente.
5. Límites. Como adulto, es tu deber velar por la seguridad y el bienestar de los niños. Es importante que tengas claros algunos límites.
Si lleva a cabo alguna conducta grave como insultar o pegar, debemos mantener la calma y ser firmes con los límites. Intentaremos dialogar con él y decirle que no se insulta. Pero si la situación se pone tensa, mantendremos una actitud seria, firme e insistente: “no cariño, no voy a permitir que me insultes”. Es muy importante no ceder nunca después de haber sobrepasado este límite. En caso de que no sea así, deberemos tomar las medidas pertinentes en relación a las normas que previamente hayamos puesto, en casa o en el aula: “ir a tu cuarto”, “ir al despacho de dirección/ orientación”, "irnos del parque"…
Recuerda siempre mostrar seguridad y confianza, pero evita mostrarte alterado o excesivamente furioso.
6. Consecuencias. Lo más importante es prevenir una conducta inadaptada, anticiparnos. Ten en cuenta algo: si un niño no se porta de la forma que esperamos puede ser por dos razones: bien no sabe que ese comportamiento es inadecuado o bien no puede evitar comportarse así. En ambos casos necesita nuestra ayuda.
Siempre se tomarán las consecuencias previamente acordadas cuando pusimos la norma, con calma, seguridad y cariño. La finalidad debe ser en todo momento evitar que continúe el comportamiento, no hacer pasar un mal rato al niño.
Por ejemplo, si el niño pega a otro niño (y no hemos podido prevenirlo) le ayudaremos a pedir perdón. Si no quiere o está enfadado es mejor no insistir, ya que podría empeorarse la situación. Le acompañaremos a un lugar tranquilo o le retiraremos del juego. Previamente habremos hablado en casa o en clase sobre lo inadecuado de pegar a los compañeros, y que si alguien lo hace no podrá seguir jugando con los demás. De este modo no castigamos, sino que ponemos la responsabilidad en el niño. Está en sus manos la consecuencia.
7. Refuérzale. Como podrás comprobar, su carácter precisamente le llevará a tener más roces con los adultos (padres, profesores…). Por eso precisamente, refuérzale cuando esté haciéndolo bien, cuando destaque en aquello que mejor se le da, y felicítale y muéstrale tu orgullo. Aunque te cueste creerlo, lo necesitará algo más que el resto para mantener sana su autoestima. Recuerda siempre utilizar el refuerzo social y afectivo.
Finalmente, si te interesa el tema y quieres conocer más, os dejo un vídeo de Álvaro Bilbao, donde ofrece algunas pautas muy interesantes.
En esta entrada hablaremos sobre el término de Altas Capacidades, cómo se concibe actualmente, las características de estos alumnos, así como sus necesidades educativas y la importancia de la detección. Ante todo, dejamos claro que es un tema muy amplio, sobre el que se ha escrito e investigado mucho, y sobre el que hoy en día aún se trabaja. No obstante, la finalidad de esta publicación es acercar a las familias y docentes una visión general sobre el concepto, con múltiples referencias y enlaces para quien quiera profundizar sobre el tema.
Los alumnos de Altas Capacidades son alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo en nuestro sistema educativo (art. 73, LOE). No obstante, curiosamente, es uno de los colectivos menos detectados. Se estima que en España, aproximadamente un 2-5% de la población escolar posee alta capacidad.
CONCEPTO
Durante mucho tiempo se han empleado términos como superdotado, alta capacidad, niño precoz, niños talentosos…
El término anglosajón más utilizado es “gifted” (dotado). Implica que una persona es excepcional en algún dominio. En EEUU, la National Association for Gifted Children define a las personas de alta capacidad como:
"Aquellas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente (capacidad excepcional para razonar y aprender) o competencia (rendimiento que los sitúe al menos en el 10% superior respecto al grupo normativo) en uno o más dominios.
Los dominios incluyen cualquier área de actividad estructurada con su propio sistema simbólico (las Matemáticas, la Música, la Lengua…) o su propio conjunto de destrezas sensorio motrices (la Pintura, la Danza, los Deportes…)”.
Siguiendo a Tourón (2020), uno de los referentes en el estudio de las altas capacidades, es interesante entender el término "dotado" como atributo, y no como una condición únicamente dependiente de la persona. Es decir, debemos entender realmente el potencial de aprendizaje que tiene una persona.
Podríamos hablar aquí del término de inteligencia y entrar en las definiciones dadas por una gran cantidad de psicólogos y pedagogos, pero sintetizando, y recurriendo a un enfoque totalmente práctico, podemos definir la inteligencia como "la capacidad de encontrar soluciones a problemas de diversa índole". Vemos por tanto, que entran en juego muchas variables, como el tipo de problema, la creatividad, la motivación, la personalidad, o el entorno en el que se desarrolla la persona.
Debemos entender la inteligencia pedagógicamente, enfocándonos en darle a cada alumno lo que necesita, a partir de sus capacidades, no en ofrecer la misma respuesta para todos.
En realidad es bastante obvio: si tienes sed debes beber y si tienes hambre debes comer.
Es precisamente esa capacidad, la materia prima que permitirá el desarrollo del talento. ¿Qué sucedería si Mozart nunca hubiera tocado el piano? ¿Si Einstein no hubiera aprendido a leer y escribir? ¿o si Nadal nunca hubiera cogido una raqueta?
Vemos, por tanto, que tenemos que tener en cuenta el talento innato del niño o niña ("gifted"), pero también el entorno en el que se desarrolla, ya que ese ambiente puede potenciar, pero también frenar ese potencial.
Gagné (2015) distingue los conceptos de dotación y talento:
Dotación, entendida como el uso de capacidades innatas sin entrenamiento, también llamadas aptitudes, en un dominio determinado, situándose en, al menos un percentil 90 entre otros niños o niñas de su edad.
Talento, entendido como el dominio de una competencia desarrollada sistemáticamente (conocimientos y capacidades) en, al menos, un campo de la actividad humana, situándose, en un percentil 90 entre "compañeros" (ya no referidos a la edad, sino al tiempo de entrenamiento: por ejemplo, tocar un instrumento, aprender un idioma...).
Es importante también hacer referencia a la Teoría de las Inteligencias Múltiples (Gardner), del que hablamos también en esta entrada enfocada a la orientación vocacional. Hay hasta 8 tipos de inteligencia. Puede que un alumno tenga una dotación en una o varias de ellas y que pueda llegar a desarrollar ese talento siempre que las circunstancias sean propicias. Vemos, por tanto, como el autoconocimiento ya empieza a ser un aspecto clave. A continuación dejamos un vídeo sobre las inteligencias múltiples:
¿CÓMO ES UN NIÑO O NIÑA DE ALTAS CAPACIDADES?
El alumnado de alta capacidad comprende un grupo muy heterogéneo. Por tanto, es difícil delimitar una serie de características que nos permitan "identificarles". Entendemos esta capacidad como un importante potencial de aprendizaje, como un talento a desarrollar.
¿Cómo podemos saber si nuestros hijos o nuestro alumnado tiene ese potencial?
Algunos indicadores ya desde edades tempranas pueden ser:
Mirada muy dirigida, se fijan y observan mucho.
Suelen ser muy curiosos, exploran e investigan el medio.
Buen tono muscular en miembros superiores e inferiores.
Coordinación y equilibrio y buen sentido del ritmo.
El juego simbólico (juego a ser mamá, papá, cuidar a los muñecos, a hablar por teléfono...) aparece relativamente pronto.
Se saltan etapas, tienen "prisa por crecer".
El habla aparece antes del año, o, puede aparecer más tarde, pero desarrollarse y ampliar el vocabulario rápidamente.
Gran intensidad emocional. Si tienen rabietas suelen durar más de la cuenta y no se conforman fácilmente. Son perseverantes cuando quieren algo.
En la niñez algunos indicadores podrían ser:
Ámbito socioafectivo: Intensidad emocional, sentido de la justicia, perfeccionismo y autoexigencia, les gusta hablar de temas trascendentes, hipersensibilidad (les molestan los ruidos fuertes, las multitudes, las luces intensas o parpadeantes, algunas texturas...)
Estilo de aprendizaje. Los alumnos y alumnas con altas capacidades intelectuales pueden aprender más rápido, con más facilidad y de forma diferente a sus compañeros, enfrentarse a contenidos más complejos, mostrar gran atención, observación y memoria, alto nivel de energía, concentración y persistencia, con poco esfuerzo obtienen un alto rendimiento (Calero, 2007), realizar un aprendizaje inductivo…
Motivaciones e intereses: amplia gama de intereses y preocupaciones tempranos, alto grado de motivación intrínseca y extrínseca, curiosidad y ganas de aprender… Son como “esponjas” que absorben todo lo que atrae su atención, manifestando una gran necesidad de estímulo. Son capaces de agotar en ocasiones a los adultos encargados de su cuidado y educación.
Creatividad (Clark, 2008): imaginación rica en detalles, buscan nuevas formas de enfocar y realizar las cosas, hábiles en imaginar y crear historias, proponer soluciones originales…
Disincronía o asincronía: Esta característica hace referencia a un desarrollo no homogéneo o desequilibrado de las áreas: social, cognitiva, psicomotora y afectiva y a menudo está presente en el alumnado con altas capacidades. Por ejemplo se puede observar un desarrollo cognitivo precoz, pero no necesariamente acorde con el emocional o el social. Esto conlleva que puedan tener dificultades para relacionarse con sus compañeras/os, ya que sus intereses son distintos. No tienen problemas de socialización, simplemente tienen otros intereses.
¿Y en el aula?
Debemos tener en cuenta que estas pueden ser algunas pistas. Puede que aparezca uno o más de estos indicadores, o que no aparezca ninguno y manifieste otras características. Incluso hemos de considerar la comorbilidad con otros posibles trastornos del aprendizaje: Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, o dislexia o disgrafía... Una alta capacidad no siempre va relacionada con un alto rendimiento académico.
Si quieres profundizar, aquí puedes consultar otras características sobre el alumnado de altas capacidades.
Podemos distinguir varios términos, como:
Talento simple. Persona que sobresale en un área determinada.
Talento complejo, si ese talento se manifiesta en más de un área: matemáticas y música, por ejemplo.
Sobredotación. Dependiendo del autor de referencia o incluso de la normativa de cada Comunidad Autónoma, se pueden entender como aquellos que tienen un elevado cociente intelectual, creatividad y motivación e interés por el aprendizaje.
Genios. Aquellos que gracias a su talento, han llevado a cabo una obra genial.
El alumnado con altas capacidades conforma un grupo heterogéneo, por lo que las características que enumeramos interactúan entre sí y con el medio cultural y social, posibilitando un mayor o menor desarrollo de las mismas.
IDENTIFICACIÓN
Si tenemos en cuenta la definición de inteligencia que hemos visto anteriormente, estos alumnos tienen una mayor capacidad y ritmo de aprendizaje: aprenden más rápido, y comprenden en mayor medida que sus compañeros. En consecuencia, entenderán los contenidos con más facilidad, adquiriéndolos y no siendo necesaria la repetición de los mismos. Por ejemplo, si explicamos las formas de relieve, es suficiente con una sesión de clase (si el tema les interesa) para adquirir este contenido. Si repetimos y trabajamos este contenido durante varias sesiones, y éste no les parece atractivo corremos el riesgo de que se aburran, desconecten, y puedan presentar conductas disruptivas (hablar en clase, entretener a otros compañeros, molestar...). En muchas ocasiones el alumnado con malas conductas son derivados al equipo de orientación por sospecha de TDAH u otro trastorno, para acabar descubriendo que el origen del problema es bien distinto...
Si perseguimos el desarrollo integral de cada alumno, no podemos dar la misma respuesta a todos, porque cada uno tiene diferentes capacidades y necesidades.
Teniendo en cuenta que un 2% (al menos) del alumnado tiene alta capacidad, y de acuerdo con cifras ofrecidas por el propio Ministerio de Educación (curso 2017-2018), es posible comprobar que, dependiendo de las regiones, más del 90% de los alumnos más capaces están sin ni siquiera detectar:
Por eso es tan importante la identificación temprana. Teniendo en cuenta el estilo de aprendizaje, su capacidad y sobre todo, el ámbito socio-afectivo, entender y atender a este alumnado resulta clave. Deben obtener una respuesta adecuada a sus necesidades, que les motive a seguir aprendiendo y desarrollar todo su potencial.
RESPUESTA EDUCATIVA
Actualmente la respuesta educativa para este alumnado se aborda desde un enfoque mucho más inclusivo que en décadas anteriores. Por ello, a nivel de aula, se ponen en marcha algunas adaptaciones metodológicas para todo el grupo, como:
Utilización de las tecnologías de la información y la comunicación.
Facilitarles la tutorización de un compañero.
Introducir prácticas que requieran mayor imaginación y creatividad.
Favorecer el pensamiento lógico-matemático a través de scape rooms.
Potenciar la exploración, la indagación y permitirles profundizar en contenidos o temas de su interés.
Programas de inteligencia emocional.
Otorgarles responsabilidad dentro del aula.
Presentación multicanal, a través de las pautas de Diseño Universal para el Aprendizaje.
Colaborar en las adaptaciones metodológicas para compañeros que presenten barreras para el aprendizaje.
A nivel individualizado, algunas medidas a implementar pueden ser:
Aceleración por áreas, dentro del aula. Implica avanzar contenido en un área determinada.
Profundización por áreas: por ejemplo en Matemáticas si explicamos la suma de unidades, introducirle en las decenas o centenas...
Aceleración con su grupo-clase. No necesariamente se debe "pasar de curso". Al igual que se trabaja con otros alumnos con un plan de refuerzo correspondiente a niveles inferiores (alumnos de 5º que trabajan con un nivel de 4º), los alumnos de altas capacidades pueden trabajar a un nivel superior. Gran parte de los contenidos de nuestro currículo son cíclicos y graduales, es decir, se repiten todos los años a un nivel de profundidad cada vez mayor.
Grupos de trabajo. Con alumnos de otros grupos o niveles, que les permitan enriquecerse, a través de un taller de radio, una liga de desafíos y enigmas matemáticos...
Mentoring. Pueden tutorizar a algunos alumnos del propio grupo o niveles inferiores, ayudándoles a estudiar, y a organizarse. Esto, además de favorecer el desarrollo de la metacognición (pensar sobre el propio pensamiento), les ayudará a tomar mayor conciencia social y desarrollar la empatía y el altruismo.
Aceleración. En casos puntuales, y siempre que favorezca su desarrollo integral, se podrá incorporar a un grupo superior al que le corresponda por edad.
Coaching o seguimiento individualizado. Por parte de otro tutor que no sea el de referencia o el orientador. Facilita una conexión y establecer un vínculo para aumentar su grado de compromiso, paliar su posible disincronía y facilitar una orientación académico-profesional en niveles superiores.
PROTOCOLO DE DETECCIÓN
En nuestro centro hemos puesto en marcha durante este curso el compromiso de sistematizar un protocolo de detección de este alumnado, no enfocado hacia la propia detección, sino precisamente hacia la intervención, darles lo que necesitan y aprovechar sus potencialidades.
Para ello, mediante este post queremos hacer llegar a familias y docentes una primera aproximación al concepto y características de estos alumnos.
Si consideras que tu alumnado o tu hij@ se ajusta a este perfil y en el momento en que lees estas líneas crees que necesita una respuesta más individualizada en el aula, puedes realizar los cuestionarios de Rogers online para padres o profesores, facilitados por Habilmind. Si los resultados así lo indican, ponte en contacto con el tutor de tu hij@ u orientador del centro.
El paso a Secundaria es un proceso importante que debe trabajarse en varios momentos durante todo el curso. No sólo implica un cambio de centro, sino también una nueva manera de que los alumnos adquieran un nuevo rol, en consonancia con los cambios que acompañarán a la pubertad y a la adolescencia.
Ya hemos hablado anteriormente del paso al instituto. Si bien durante todo el curso se realizan actividades en las que les vamos presentando a los alumnos de 6º el paso a Secundaria, este curso hemos tenido que reinventarnos tanto los coles como los institutos y ofrecer nuevas actividades para el alumnado. Entre otras, en nuestro centro hemos elaborado esta guía orientativa con información sobre los distintos centros de secundaria de la zona. Os recordamos que tiene carácter meramente informativo y que para cualquier duda o consulta es mejor contactar directamente con los centros.
Muchos alumnos y familias tienen dudas sobre el centro a escoger. A la hora de tomar una decisión es importante tener en cuenta algunas variables, considerar la importancia de cada una y, en base a eso, decidirse. Como ya hemos hablado en otras ocasiones, las decisiones pueden ser acertadas o no, pero una vez hayamos elegido un centro, conviene ser optimistas y no pensar en las opciones que hemos dejado atrás.
Los factores que pueden influir en nuestra decisión son:
Compañeros. Es una de las principales razones por las que los alumnos se decantan por un centro u otro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en 1º ESO tendremos nuevos compañeros y compañeras con los que pasar el tiempo. Es importante tener habilidades suficientes para abrirnos a nuevas amistades y conocer gente nueva que nos aporte nuevas experiencias y perspectivas. La adolescencia es un periodo crítico para ello.
Programa de bilingüismo. Si en Primaria hemos seguido un programa bilingüe con éxito estamos preparados para continuar en secundaria con él. Habla con tu tutor/a, que podrá aconsejarte y orientarte sobre la conveniencia o no de seguir en esta modalidad. Y sobre todo, ten en cuenta si te gusta o no. Muchos ya vais sabiendo qué os gusta y qué no de cara a elegir un campo de estudio en el futuro...
Localización. La facilidad para llegar al centro es importante. Si está apartado de tu casa, si tendrás que ir sólo o podrá llevarte algún familiar. En caso de que esté muy lejos considera si hay transporte público.
Tamaño del centro. Hay muchos tipos de centros de secundaria. Los centros grandes conllevan un mayor número de profesores, de compañeros y de experiencias. Otros centros más pequeños (de una o dos líneas) tienen un trato más personal, y se parecen más a los colegios.
Proyecto tecnológico. Algunos centros utilizan Tablets u otros dispositivos electrónicos sustituyendo total o parcialmente al clásico libro de texto. Considera junto a tu familia si esta metodología puede serte beneficiosa o no.
Estudios de formación profesional. Si ya tienes claro que quieres aprender un oficio consulta qué ciclos se imparten en cada uno de los institutos. Te será más fácil continuar en el centro cuando llegue el momento de comenzar estos estudios.
Formación profesional básica o PMAR. Ahora con la LOMLOE, los programas de Mejora del aprendizaje y el rendimiento se convertirán de nuevo en Diversificación Curricular. Van dirigidos al alumnado que presenta alguna dificultad no imputable a falta de estudio o esfuerzo, y su finalidad es la titulación en ESO. La formación Profesional Básica puede iniciarse a partir de los 15 años, y va dirigida a aprender un oficio con vistas a continuar estudios de Formación Profesional de Grado Medio. Está enfocada a los alumnos que tienen riesgo de abandonar el sistema educativo. Consulta qué centros disponen de estos programas. Puede ser otro aspecto importante a considerar.
Seguramente haya otras variables que puedas considerar como las actividades extracurriculares o complementarias, por ejemplo, aunque este curso están algo más paradas que de costumbre en muchos centros.
Ahora que ya tienes esta información, y con ayuda de la guía que te dejo a continuación puedes comenzar a pensar en tu futuro. Medítalo, háblalo con tu familia, con tus amigos, y sobre todo contigo mism@. Tomes la decisión que tomes estarás en el camino correcto.
Ayee comenzaron en nuestro centro los talleres de AMFORMAD sobre Habilidades Sociales y resolución de conflictos.
Debido a la situación actual generada por el COVID-19, los talleres se están impartiendo de modo virtual. Este cambio de metodología ha supuesto un nuevo reto tanto para la formadora como para los alumnos, pero la acogida está siendo muy positiva y las sesiones están siendo muy amenas.
A pesar de impartirse por videoconferencia, el papel del tutor/a para servir de enlace entre los alumnos y la formadora resulta fundamental.
Durante las distintas sesiones, que se impartirán en todos los niveles, desde 5 años hasta 6º de Primaria, la psicóloga aborda temas como la gestión de la ira, los estilos de comunicación: pasivo, agresivo y asertivo, o la importancia del diálogo y la empatía.
En el caso de aquel alumnado que presenta diferentes barreras para el aprendizaje y la participación se han adoptado ajustes metodológicos en colaboración con nuestras compañeras del aula TEA, que les facilitan el acceso a los contenidos del taller, fomentando la inclusión y la normalización.
Durante el taller se han realizado algunas dinámicas como la del papel arrugado. Cuando estamos enfadados y descargamos nuestra ira es difícil que las cosas vuelvan a estar como estaban, por mucho que tratemos de repararlas...
Estos talleres se verán complementados con el programa de Emociones que pondremos en marcha desde el Equipo de Orientación a partir de febrero.
Aprovechamos para informar a las familias sobre el portal de Infancia y Familia, de Castilla la Mancha, que podéis visitar AQUÍ , y de las acciones formativas a través de las AULAS DE FAMILIA, que se imparten online sobre diversos temas, como disciplina positiva, conflictos en la adolescencia, uso y abuso de las tecnologías...Podéis visitarlas a través de este enlace, seleccionando vuestra localidad (bajad hasta el final de la página) e inscribiros de forma gratuita. Actualmente muchos se realizan online.
"Una casa cualquiera, una tarde cualquiera. Una hermana mayor y un hermano pequeño. El hermano pequeño le quita un juguete a la mayor. La mayor le regaña y el pequeño intenta arañarla. La mayor se defiende apartándolo y el pequeño pierde el equilibrio y se queda sentado en el suelo, rompiendo a llorar... Ambos se quedan mirándote... ¿tienes claro qué debes hacer?"
Las peleas o discusiones entre niños, sean amigos, compañeros, o hermanos es un tema que preocupa con frecuencia a padres y madres. No siempre queda claro si como adultos hacemos lo correcto, o si debemos intervenir en determinado momento o no. Generalmente una discusión comienza con un conflicto, es decir, un pequeño (o gran) descuerdo entre dos o más personas.
Los conflictos tienen una función de adaptación social y aprendizaje. Los niños y niñas hacen intentan hacer valer su criterio o sus derechos frente a otros compañeros o hermanos. Como padres nos interesa resolver el conflicto, pero desde el punto de vista educativo nos interesa aún más que los niños aprendan a solucionarlo y llegar a un acuerdo. O en caso de no llegar a ello, que el niño desarrolle estrategias para solventar la situación de la mejor manera posible, ya que los conflictos forman parte de nuestro día a día. En este sentido, en los centros educativos se intentan abordar desde una perspectiva mucho más pedagógica.
En esta entrada por tanto veremos cuándo es recomendable intervenir en un conflicto y cómo abordarlos. Si bien el tema puede ir dirigido a los más pequeños vamos a definir una serie de principios que te pueden ser de gran ayuda en edades posteriores.
CUÁNDO SE DEBE INTERVENIR
1. Cuando se cometa una INJUSTICIA. En el caso de que uno de los dos implicados en el conflicto tenga más fuerza, mayor tamaño, o mayor carisma (en niveles superiores), y se valga de estas circunstancias para imponer su voluntad al otro/a de forma sistemática, produciéndose de este modo una situación notablemente injusta consecuencia del abuso de poder.
2. Violencia física de gravedad. En aquellos casos en los que se rebasa el límite de lo tolerable. Es muy importante que previamente hayamos delimitado con claridad con los niños cuáles son esos límites, tanto en casa como en el cole: pegar en la cara, tirar del pelo, arañar, morder...
Sin embargo, entendemos que otras conductas como un empujón leve (en igualdad de condiciones físicas), un manotazo en la espalda o un forcejeo no son acciones graves.
3. Cuando exista un impacto emocional. Generalmente a través de acciones como insultos, no dejar jugar a alguien o apartarlo del grupo. El punto de inflexión aquí es muy claro: cuando estas acciones comienzan a repetirse de forma sistemática es el momento de intervenir.
A pesar de que los insultos no son adecuados, el verdadero límite aparece cuando el insulto comienza a convertirse en "etiqueta". Del mismo modo ocurre con el rechazo. Cuando un niño es apartado del grupo de forma habitual por otro de mayor carisma o con mayor liderazgo es el momento en que tenemos que tomar cartas en el asunto.
CÓMO DEBEMOS INTERVENIR
Es importante disponer de una estrategia sistemática que nos ayude y nos facilite el camino cuando surja un conflicto de gravedad. De este modo tendremos la seguridad de que lo estamos haciendo verdaderamente bien. Como siempre, recordamos la importancia de PREVENIR la aparición de conductas graves como las que hemos detallado anteriormente.
Los pasos a seguir serán:
1. Comprobar el estado emocional de quien sufre la agresión. Si ha sufrido una agresión de cualquier tipo debemos garantizar su bienestar no sólo físico, sino también emocional. Ayudarle a calmarse, y permanecer a su lado, verbalizando sus emociones y empatizando con él o ella.
2. Explicar al niño que comete la acción lo que sí se puede hacer y lo que no. Simplemente consiste en recordar una vez más el límite que acaba de sobrepasar: "no se puede pegar en la cara". A veces puede ser que la norma no haya sido acordada previamente, pero es buen momento para hacer ver al niño o niña que la conducta hace daño a su compañero y de qué manera lo puede ayudar.
3. Definir el límite. Como ya hemos comentado, siempre PREVIAMENTE, haber explicado a los niños lo que no se puede hacer, y determinar cuál es el verdadero límite que no se puede sobrepasar: escupir, tirar al suelo, tirar del pelo...
4. Poner normas. Una vez haya tenido lugar el conflicto, y dependiendo de la edad de los niños, es muy positivo poner normas al respecto. Si por ejemplo en el recreo hemos tenido un enfrentamiento en el que un alumno ha empujado a otro y lo ha tirado al suelo, podemos poner la norma de "no empujar", y entre todos acordar qué sucederá después, en caso de que alguien la incumpla. Se pueden poner por escrito y acompañarlas de algún dibujo.
Esto ya no será un castigo, sino una consecuencia, ya que el niño previamente sabrá qué sucede cada vez que se incumple la norma. Por ejemplo:
- Si tiro al compañero al suelo, le ayudo a levantarse y pido perdón.
- Si escupo, limpio y pido perdón.
El acto de pedir perdón es positivo que se refuerce, tanto individual como grupalmente.